viernes, 15 de junio de 2012

Parte 2


Es tan hermoso el cielo azul del verano, tan despejado y cálido... Nada que hacer, nada que decir, mantenerme estirada bajo las finas sábanas tras una mañana más de pereza en plenas vacaciones.
Mi móvil vibro, me estaban llamando, y como si supiera que mi grado de pereza había alcanzado un punto crítico, lentamente se fue moviendo hasta caer de la cabecera a mi sien. Con la cara aún aplastada a la almohada logre vocalizar un triste y seco: -¿¿Siiii?? Por mucho que intentase escuchar no podía, que quería Steve a las... Oh Dios Mío, las 12 de la mañana !Se puede saber que le había pasado a mi despertador! 
!Cierto, ya lo recordaba! El pobrecillo estaba allí , destrozado en el suelo, en su lecho de muerte. Descansa en paz despertador de mamá, solo faltaba que me cargase el de papá y no habría ninguno más en toda la casa.

-Emma , me escuchas, se que me escuchas , estoy harto de tu impuntualidad, sabes, cariño.

-En media hora estoy ahí Steve, perdona querido.

-Te quiero aquí en diez minutos y por el amor de Dios, no te pongas esas botas tan horrendas que llevabas ayer, me daba vergüenza ir por la calle contigo.

-Mhh - no me sorprendió para nada su comentario- no te defraudare.

Steve era mi amigo y compañero desde la temprana y dulce edad de los 7 añitos, y si , sus aires de reinona ya habían mostrado signos de apariencia en aquel entonces. Era un ligón neto, nada podía con el, un Gay que era capaz de terminar con matrimonios casados y con hijos, y por supuesto, no se arrepentía de ello. A diferencia de mi, que tenia una falta de sentido en cuanto a la orientación para ligar, vestir, comprar, limpiar, cocinar y todo lo que tuviese que ver en el tema de '' ser una mujer perfecta '' por supuesto que me sentía una mujer, pero no estaba de acuerdo con esos términos, estaba feliz siendo despistada y descuidada.
Me enfunde los pantalones blancos y rotos, eso si, siempre apretados de el culo, era mi deber insinuar lo poco que tenia. Una blusa azul con las mangas arremangadas y desbotonada y unas sandalias simples, planas, sosas y sí, blancas. Me mire detenidamente en el espejo, mi corto cabello rubio estaba en su sitio, el maquillaje no era para nada excesivo, bien hoy no parecería tan sumamente hortera

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